miércoles, 3 de abril de 2019

¿Qué es el sacerdocio laical?


Rafa

La mayoría no podemos recordar nuestro Bautismo, pero si podemos vivirlo, honrarlo y agradecerlo. De las tres atribuciones que nos confiere, ser Sacerdotes, Profetas y Reyes, hoy quiero compartir lo que para mí, desde mi vida, significa ser Sacerdote por mi Bautismo.

El sacerdote consagra, ofrece a Dios, intercede, alaba. Me enfocaré en “consagrar”. Consagrar es separar. Lo que es de Dios o para Dios está consagrado, separado y dedicado a Él. Por ejemplo, consagramos nuestro trabajo. Consagramos nuestro trabajo, porque está separado para cuidar a los que amamos y sobre los que tenemos una responsabilidad.

Nuestros hijos, cónyuges y padres nos fueron dados por Dios y nos encomienda cuidarlos, porque son Suyos. También separo y consagro algo del fruto de mi trabajo para mi labor pastoral, pues es una misión que Dios me dio y requiere de gastos.

Comprar libros, cuadernos, imprimir hojas y hacerme de algún material didáctico. Hay que pagar pasajes, gasolina, casetas, viáticos y muchas cosas necesarias en la pastoral. Otra parte del producto de mi trabajo la consagro a cuidar de algunos hermanos, personas que voy encontrado en la cotidianeidad y que están en situación de necesidad. Por último, mi trabajo me permite alimentarme, cuidarme e incluso divertirme. El Señor me ha dado dones y la oportunidad de trabajar porque me ama y me procura. 

 Algunos creen que el sacerdocio laical se potencializa realizando funciones en la liturgia. Dar al laico un papel en la liturgia puede ser un premio de consolación, que no necesitamos. Si bien la liturgia es un acto consagratorio, participo en ella, sin ser acolito, lector o campanero. Que cada quien haga lo que le corresponde, y nadie haga más, ni menos. Basta con responder, orar, escuchar, alabar y comulgar, para cumplir con mi sacerdocio.

Actuando como Pueblo de Dios soy parte de la Liturgia. A veces, como en Misión, debo celebrar una paraliturgia, eso es un servicio extraordinario. Una participación litúrgica es una función importante, pero también lo es cumplir mis responsabilidades personales, la solidaridad con mis hermanos y mi pastoral. Hacer de este mundo un lugar de Dios con mis acciones, mis signos y todo mi actuar es consagrar y santificar mi trabajo y mi ámbito.

Vivir y testimoniar la alegría de ser cristiano, asumiendo la misión que Dios me ha dado, es mi forma de ser un sacerdote por mi bautismo. Ese es mi lugar en la Iglesia.

Rafael Martinez Guizar, laico a.a.










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