Hno Hugo, a.a. |
Mi llegada al mágico pueblo de Tlilapan coincidió con la
celebración de la pintoresca fiesta patronal de Santiago Apóstol.
Disfrutar
de un amanecer donde los rayos del sol bañan las majestuosas montañas para que
sus habitantes y vecinos de otros pueblos conmemorarán con alegría y
religiosidad la tradición y la cultura de su patrono apóstol fue para mí un
sueño hecho realidad.
Sueño
que anhelaba desde mi estadía en las Islas de Filipinas pero que ahora
contemplo al recordar la misa solemne, los juegos pirotécnicos, los eventos
deportivos y artísticos.
Entre
ellos: la danza de los voladores que con su movimiento, libertad y música
alaban y festejan la fertilidad de la tierra donde sus tradiciones ancestrales
indígenas colorearon de simbolismo y realismo nuestra fiesta patronal.
Ahora
comprendo porque la ceremonia ritual de los voladores fue inscrita en el 2009
en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Por
último, quiero terminar esta pequeña crónica agradeciendo a Dios y a mi
congregación religiosa Agustinos de la Asunción por darme la valiosa
oportunidad de regresar al país de México y poder prestar mis servicios
apostólicos en la Parroquia donde su santo patrono durante su fiesta nos
recordó que debemos ser verdaderos apóstoles de Jesús que con la espada de la
Palabra de Dios evangelicemos con pasión el Reino de Dios.
Hno Hugo Ballesteros,
a.a.
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