Bollo |
Aurora “Bollo” Maltos Díaz es
laica asuncionista desde hace muchos años. Participó también activamente
coordinando las misiones asuncionistas en Veracruz que se siguen realizando año
con año. Desde que tomamos posesión de la nueva parroquia Santiago Apóstol de
Tlilapan, se ha ofrecido junto con Rafael Martínez Guizar y Maricarmen Martínez
Álvarez en brindar a los feligreses atractivos talleres de formación en
diversos campos. El equipo de redacción de Venga tu Reino le solicitó que nos diera su testimonio sobre esta experiencia
apostólica como asuncionista. Leámosle:
Desde que inició mi llamado a la docencia universitaria en
el campo del diseño, en todos estos años me he percatado que ser maestro es
renovarte continuamente, buscar cada año nuevos métodos y maneras de preparar tu clase, de apasionar a tus alumnos
y lograr con ellos los mejores proyectos, moldearlos y que descubran su
potencial; surge entonces el enorme deseo de que el propósito de tu curso les
forme contundentemente y tu experiencia sea un don que pones a su servicio; te
vuelves en cierto modo un “evangelizador” en el aula.
¡Qué
decir entonces! yo maestra, de mi verdadero Maestro de Vida, ¡Cristo! Él quien
a través de la espiritualidad asuncionista tocó mi corazón y nada volvió a ser
igual en mi vida, me transformó desde la raíz.
Mi matrimonio, familia,
amistades, trabajo y pastoral cambiaron de sentido porque el centro de todo
ello se llenó con Él, se colmó de Él, “la razón más poderosa de nuestro vivir y nuestro actuar”. Por eso, cuando inicié este nuevo
camino de misión en Tlilapan y los religiosos asuncionistas nos dieron la
comisión de organizar algunos talleres, retiros y encuentros, para mí fue
inevitable el volver a entusiasmarme.
De inmediato fue buscar nuevas y mejores maneras de diseñar
los talleres, su contenido y didáctica, caminos creativos para construir la
experiencia, sin perder nunca de vista a los feligreses y su deseo profundo de
encuentro con Cristo.
Llamada a enseñar por Él y gracias a Él, como en mi día a día en la universidad, el ir cada dos meses
a servir en la parroquia de Santiago Apóstol es un talento que me ha sido dado
para multiplicarlo a la vez que multiplica en abundancia en mí persona, en mi
fe. No hay experiencia más grata que prepararme para compartir, animar y
apasionar a otros a continuar extendiendo el Reino desde nuestro carisma, dónde
hemos sido llamados en la Asunción.
Asuncionista por siempre, “eso
que ni qué”. Bollo Aurora Maltos.
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