El encuentro juvenil Dalzoniano es parte del
apostolado de los Agustinos de la Asunción de México. Se inició hace dieciocho
años y está dirigido a aquellos jóvenes que quisieran profundizar el carisma y la espiritualidad de la Asunción
con el propósito de crecer en lo espiritual y en lo humano.
El principal objetivo
del encuentro fue dar a conocer a los
jóvenes a nuestro fundador, el padre Emmanuel d’Alzon, con el fin de mostrarlo
como modelo para vivir los valores del Reino de Dios y dar testimonio de su vivencia cristiana. Por
otra parte, en este encuentro se intentó profundizar en la importancia de
discernir la propia vocación en la que se descubre a qué tipo de vida Dios les llama
y preparar así su futuro.
Durante este encuentro fueron programadas tres
conferencias. La primera trató, por una parte de la realidad actual de los
jóvenes, sus inquietudes, esperanzas y cuestiones; y por otra, la actitud del
joven d’Alzon frente a los desafíos de su tiempo. La segunda conferencia trató
del rostro misericordioso de Dios.
Esto para ayudar a los jóvenes a acudir a
Dios que nunca abandona a los que cuentan con su gracia. La tercera conferencia
trató del padre d’Alzon como ejemplo de la misericordia. La animación estuvo
asegurada por Tony Miranda y el
ministerio Shadday. Iniciamos el encuentro con la invocación al Espíritu
Santo seguida por una breve oración. Luego se dio la bienvenida a todos los
participantes,subrayando la importancia del desprendimiento y del silencio
para disponerse a la escucha de Dios y deseándoles a todos un buen tiempo de
reflexión y de meditación.
Luego el señor Jorge, laico asuncionista nos dio una charla acerca del tema:
“D’Alzon, un joven inquieto” la cual fue precedida por una reflexión centrada
en el joven y su realidad actual. En su charla, el señor Jorge llamó a los jóvenes a aprender
a percibir que lo más importante de su vida es el conocimiento de Dios y la
misión que él mismo ha entregado a cada uno. 
Al final de la charla, celebré la misa cuyo
encargado de la liturgia fue Sergio
Piedad y que fue animada por el ministerio de jóvenes Shadday. Durante el
ofertorio los jóvenes presentaron como signos de juventud: un balón, una máscara,
un celular, una libreta, una mochila, café y una cadena; así como los dones de
pan y vino. Después de la misma, tuvimos la organización del hospedaje seguido por la cena. Luego hubo una breve reflexión sobre la carta de san Pablo a los filipenses seguido por un video acerca de la conversión del joven Roberto Ramírez que concluyó con la oración de la noche conducida por Yair Camacho antes de irnos a dormir.
La mañana del sábado 26 de noviembre, después
de la misa de las 9:00 am, celebrada por padre Fataki Kakule, el resto de la
jornada se dedicó a trabajar el lema del encuentro mediante una segunda charla dada
por mí sobre el tema: “El rostro
misericordioso de Dios”. En mi presentación, hablé de Dios que es, antes
que nada, un misterio de compasión hacia sus criaturas.
Lo decisivo para la historia humana es ahora
acoger, introducir y desarrollar esta compasión en nuestro modo de vivir y de
actuar para difundir esta misericordia a través del mundo. Luego invité a los
jóvenes a no desanimarse ante sus dificultades y faltas, incluso cuando se
sienten indignos de su amor.
Al contrario, a ser confiados en Dios que jamás abandona a sus hijos. Luego se realizó una reflexión sobre el tema en grupos pequeños, donde los jóvenes tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias personales de la misericordia de Dios.
La tercera charla fue dada por padre Fataki que
subrayó el hecho que para el padre Emmanuel d’Alzon, “la misericordia es, en
primer lugar, la expresión del amor gratuito de Dios”. El primer paso: el
retorno del pecador sinceramente arrepentido que pide perdón. La misericordia
es también una virtud
que todo cristiano
ha de cultivar. Brota
de la caridad
y es una dimensión esencial de todo apostolado.
Al contrario, a ser confiados en Dios que jamás abandona a sus hijos. Luego se realizó una reflexión sobre el tema en grupos pequeños, donde los jóvenes tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias personales de la misericordia de Dios.
Como apóstol de la misericordia, el Padre
D’Alzon nos impulsa a acercarnos más a Dios misericordioso: “Es imposible
considerar el ser de Dios, sus perfecciones, su misericordiosa, su bondad para
con los hombres sin ser impulsado a amarle cada día más” (Escritos Espirituales, p. 850).
Por la tarde hubo una reflexión de dicha
conferencia en medio de un ambiente de fraternidad. Fue un momento muy
entrañable. Aquí los jóvenes fueron invitados a compartir sus sueños para el
futuro. Se les invitó a tomar parte en los misiones de semana santa y de verano.
Después de la comida y de un merecido descanso
tuvimos un rato de animación y luego se llevó a cabo el rally, donde fueron
diversas las actividades recreativas como, la danza africana, la huerta
dalzoniana, etc. El día terminó con una hora santa precedida de una procesión
maravillosa con el santísimo, animada por los jóvenes y coordinada por el
hermano Manuel Moran Caloca.
El cierre de las jornadas se efectuó con la
misa del primer domingo del adviento que se preparó con detalle y en un
verdadero ambiente festivo protagonizado por los jóvenes de las diferentes
comunidades participantes.
La misma fue celebrada por padre Víctor Canchola, párroco de Cuichapa el
cual me dio la oportunidad de compartir la palabra de Dios del primer domingo
de adviento. Hablé de la vigilancia y de la atención a las cosas sencillas de
la vida cotidiana en las que se manifiesta la presencia del Señor que viene.
Al final de la Eucaristía, di la bendición a un
grupo de jóvenes comprometidos en la misión con sus biblias en las manos. Luego
dirigí unas palabras de agradecimiento al padre Víctor Canchola por su acogida, a su consejo parroquial, a todos
los participantes, a tantas familias y comunidades que nos apoyaron así como a
las autoridades civiles que han velado por nuestra seguridad.
Después de la Eucaristía compartimos la comida
con el corazón lleno de gozo. Ya sólo quedaba recoger nuestras maletas y
decirnos adiós unos a otros. El viaje de regreso comenzó a las 4 de la tarde y
llegamos a la Ciudad de México a las 11 de la noche. Todos volvimos a casa con
la mochila llena de nuevas amistadas y experiencias vividas y con la mente en
la fecha del próximo encuentro que esperamos con muchas ganas.
Estos tres días pasados en compañía de jóvenes
me hicieron mucho bien, además de rejuvenecerme interiormente. Me sentí joven
entre los jóvenes. Pero me hicieron también descubrir los desafíos de un mundo
donde los jóvenes necesitan hacer un conocimiento profundo así como una
experiencia personal de Jesucristo.
Después de esta maravillosa experiencia, se nos
pide un camino de conversión. Esto es obra del Espíritu que nos cambia la mente, el corazón, las actitudes, el modo
de vivir. A cada uno de nosotros y a cada comunidad nos incumbe la
responsabilidad de estar atentos y disponibles para lo que el Espíritu nos
inspire.
Finalmente, será fundamental, que para llegar a
buen puerto todos rememos en la misma dirección, como ya tuvo que hacerse en
los inicios de este apostolado. Y aprovechemos esta circunstancia para agradecer
a todos los que fueron protagonistas entonces y que hoy siguen apoyándonos.
Muchísima gracias a todos ustedes y
agradecimiento especial a todos los que han contribuido de cerca o de lejos a que
nuestro Dalzoniano de este año saliera muy bien. Que todo lo que hemos
compartido y recibido en este encuentro nos ayude a crecer espiritual y
humanamente para ser verdaderos hijos del padre d’Alzon y testigos de Jesús a
través del mundo. ¡Venga tu Reino Señor!
Padre Sébastien Bangandu, a.a.


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